miércoles, 27 de diciembre de 2017

Ruptura en Cataluña

He dejado pasar unos días a conciencia, queriendo reposar los resultados de las elecciones habidas en Cataluña, con la intención de analizar más fríamente lo sucedido y con la vana esperanza de alejar el pesimismo. Pero creo que es inútil. Lo sucedido hace ya casi una semana supone una ruptura de la sociedad catalana tan grave que augura los peores presagios.

Voy a intentar extraer las certezas indudables que sinceramente creo que nadie puede poner en cuestión, independientemente de su ideología.

Primero: 2.063.361 personas han votado por la independencia, el 38,72% del censo electoral y el 47,31% de votantes. Se trata de electores que al tomar su decisión no les ha arredrado la debacle económica intuida tras las declaración unilateral de independencia representada en el Parlament en octubre pasado. Tampoco el ninguno que les ha hecho la Unión Europea. Así que, son personas cuyo deseo de independencia es tan fuerte que ni motivos racionales, como la pobreza o la exclusión de las naciones más desarrolladas, les frena.

Segundo: 2.387.056 personas han votado por formaciones políticas que apoyan el derecho de autodeterminación, el 44,85% del censo electoral y el 54,73% de votantes. Se trata de electores que consideran que ante cualquier problema tienen derecho a elegir quien forma parte del colegio electoral que resolverá la cuestión y a tomar una decisión al respecto, independientemente de que en un mundo globalizado como este afecte a otros muchos.

Tercero: Frente a ellos, existe una amplia representación de la sociedad catalana que en el caso no independentista es mayoritaria, el  41,57% del censo electoral y el 50,74% de los votantes, a diferencia de en el caso soberanista, los partidarios del derecho a decidir: el 35,49% y el 43,32%.

Cuarto: Tal fractura de la sociedad catalana es en gran medida entre el sector rural y urbano. En el primero, los independentistas son abrumadoramente mayoritarios, lo contrario que en el ámbito urbano. Tal diferencia, de resonantes y preocupantes reminiscencias decimonónicas, entorpece la construcción nacional catalana, pero a su vez hace inviable la existencia en ese mundo rural de la nación española.

Quinto: Existen grandes zonas de Cataluña, fundamentalmente el litoral urbano de las provincias de Barcelona y Tarragona, pero también la comarca urbana de Lleida y la de Arán, donde el sentimiento identitario español, compartido con el catalán, está fuera de dudas. Además son zonas de alto valor en cuanto a producción de riqueza.

Sexto: Las opciones que buscaban soluciones federales, tipo los socialistas, o confederales, tipo los comunes, han sido penalizadas por los electores. No representan, hoy por hoy, una solución. Puede que más que por sus planteamientos, por el descrédito de una izquierda que se ha dejado llevar por los cantos de sirena del nacionalismo (derecho a decidir) en el caso de los segundos y que se dejó engatusar en el pasado en el caso de los primeros.

Conclusión: Todo aboca a una dicotomía tremenda, que presagia el enfrentamiento en el seno de la sociedad catalana: la ruptura en Cataluña.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Poco más que una quimera

Uno de los tópicos más difundidos a la hora de hablar de unos resultados electorales es aquel que sostiene que el pueblo nunca se equivoca. Pues, respecto a los comicios habidos en Cataluña no cabe negar que si no ha errado, ha dejado el peor escenario posible: aquel que refleja con exactitud la enorme fractura social existente en aquella tierra, alimentada en las últimas décadas con precisión distópica.

Una división que augura un pésimo porvenir, difícilmente reconducible, y que afectará durante años a toda España y también a Europa. Sus consecuencias, no lo duden, las sufriremos todos. 

Y, ¿por qué es tan negra la predicción? Pues, porque los dos bloques existentes en Cataluña son no solo antagónicos, sino de proporciones similares: un 48% para los independentistas y un 52% para los que quieren seguir unidos a España.. 

El arreglo es poco más que una quimera. 

jueves, 21 de diciembre de 2017

Intolerantes patéticos

Intolerantes patéticos

El espectáculo ofrecido por el equipo directivo del Ayuntamiento de Madrid, liderado por Manuel Carmena, en los últimos días, no deja de sorprender y a la vez permite constatar lo patético que son los intolerantes.

Por un lado, los fieles a la alcaldesa y Podemos. Por otro, Izquierda Unida y Ganemos. La guerra entre ellos no parece tener límites. Tampoco el desgobierno de la ciudad y las negativas consecuencias para sus vecinos.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Jornada de reflexión

Reflexionar, verbo latino, significa pensar atenta y detenidamente sobre algo. En nuestro sistema electoral el día anterior a unos comicios se dedica a la reflexión, con la intención de que los ciudadanos piensen sobre su voto.

Pues eso, a pensar, no a dejarse llevar por los sentimientos, sin permitir que las emociones nublen nuestra reflexión.

martes, 19 de diciembre de 2017

Espadas en alto

Hoy, último día de la campaña electoral más trascendental para la democracia española desde que esta se restauró en 1977, conviene hacer una reflexión sobre los resultados de la misma. La misma debe incidir en que el 22 de diciembre seguiremos más o menos en la misma situación. Es decir,  que los proyectos independentista y constitucionalista continuarán con las espadas en alto.

Los comicios del 21 de diciembre serán pues una primera vuelta de una tremenda disputa que se recrudecerá fracturando aún más la sociedad catalana. Y así lo será durante años, mientras que no haya mayorías claras, dinámica que indefectiblemente desestabilizará más a Cataluña, pero también a España. Todos pagaremos sus consecuencias. Debemos asumir esa realidad y aprender como contrarrestarla. 

El 21-D tan solo despejaremos dos dudas: si ERC o Ciudadanos es el partido más votado en Cataluña, y si los independentistas revalidan o no su mayoría absoluta en escaños. Dos extremos, no menores, que se juegan el jueves, pero que solo son el resultado de la primera batalla.  

lunes, 18 de diciembre de 2017

Estabilidad y desarrollo

Sebastián Piñera regresa a la Presidencia de Chile tres años después. Se vuelve a producir así la alternancia derecha/izquierda que rige en el país austral desde que regresó la democracia, que puso fin a la aciaga dictadura de Pinochet.

Desde 1990, se han sucedido gobiernos democristianos, como los de Patricio Alwyn y Eduardo Frei, con otros socialistas, como los de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, que han aportado al país la estabilidad necesaria que ha convertido a Chile en una de las naciones emergentes que mayor desarrollo ha conseguido en las últimas décadas. A la vez, ha mostrado al mundo como se pueden cerrar heridas, mirando al futuro.

viernes, 15 de diciembre de 2017

22 de diciembre

Un día después de las elecciones catalanas estaremos en un escenario parecido al del día anterior; es decir, continuaremos conviviendo con un grave problema. Las encuestas publicadas hoy, último día para ello debido a una restrictiva legislación que certifica que el elector es demasiado influenciable, revelan que ninguno de los dos bloques será claramente vencedor, ni el independentista, ni el constitucionalista. Tan solo está claro que los autodeterministas seguirán teniendo mayoría absoluta, con lo que la amenaza del referéndum proseguirá como una espada de Damocles sobre la democracia española.

Que tal cuestión fundamental no esté en discusión, no significa que no haya detalles importantes que todavía estén en juego en las elecciones del 21 de diciembre, en la que todos los sondeos auguran una altísima participación, lo que es un motivo de satisfacción democrática. Entre ellos saber cual partido será el más votado: si ERC o Ciudadanos. Extremo relevante si es el segundo, en la medida en que el discurso independentista tendría que admitir que el manoseado pueblo catalán ha otorgado la mayor proporción de sus votos a un partido español.

Lo mismo con el porcentaje de votos de los dos bloques, cuya horquilla se mueve en unas décimas según las encuestas. No será irrelevante saber si ERC, Junts per Catalunya y la CUP siguen ganando a Ciudadanos, PSC y PP, o si estos logran dar la vuelta a la tortilla. Si fuera la segunda posibilidad, el nacionalismo debería reconocer que su pueblo vota mayoritariamente por partidos constitucionalistas.

Son por tanto, dos matices muy notables, máxime el grado idolatrado que el nacionalismo ha otorgado al reiterado pueblo catalán. En esa medida, y admitiendo que el problema continúa ahí, será bueno despejar algunas dudas sobre los extremos mencionados el 21 de diciembre, el día de la democracia en Cataluña. 

jueves, 14 de diciembre de 2017

El PSOE y la Historia

En el PSOE no saben leer la Historia. Si supiesen no intentarían arañar votos, repitiendo un error. Me refiero al anuncio hecho por el candidato socialista de indultar a Puigdemont y los demás encausados en el proceso soberanista catalán si finalmente son condenados.

De entrada, tal posibilidad debería plantearse cuando ello ocurra. De momento no hay ningún condenado por esos hechos, tan solo investigados. Tal hecho debería tenerse en cuenta, pero aún así el hecho de plantearlo evidencia una lectura histórica poco detallada.

El precedente existente es el de Luís Companys, condenado por el Tribunal de Garantías Constitucionales de la Segunda República a treinta años de cárcel por rebelión. Aquel régimen democrático, además, suspendió la autonomía de Cataluña. Todo ello en el año 1934, que seguramente recordarán por la oleada revolucionaria que se vivió en múltiples lugares de España y que dejó un funesto reguero de víctimas.

En el año 1936, ganó las elecciones la izquierda del Frente Popular, que se apresuró a restaurar la autonomía catalana e indultar a Companys. Los votos tenían la capacidad de revertir las decisiones de la Justicia. Saltarse la ley no implicaba necesariamente un castigo. 

Cinco meses después estábamos pegándonos tiros.  

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Noticia del pasado

Ayer, cuando me enteré de la noticia de un falangista muerto tras una pelea con un extremista de izquierdas que ya había cumplido condena por lesionar a un guardia urbano de Barcelona, por un momento, pensé que estábamos en las primeras décadas del siglo XX, violentos años que presenciaron la Primera Guerra Mundial y alumbraron la tremenda carnicería de la Segunda. Sí, cuando las calles de las ciudades eran el lugar elegido por las ideologías para imponer sus postulados a través de sus respectivas fuerzas de choque: los camisas negras, azules o rojas, haciéndose dueños del espacio público.

Pero, no. Se trataba de hoy en día. Así vamos.

martes, 12 de diciembre de 2017

El fracaso de la Ilustración

El caso de Jordi Borrell es un claro ejemplo. Director del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología de la Universidad de Barcelona, profesor titular en esa prestigiosa universidad de Fisicoquímica y doctor en Farmacia. Su currículum evidencia que se trata de una persona ilustrada. Aún así, ha sido capaz de atacar a Miguel Iceta por su condición de homosexual. En concreto, ha aireado los esfínteres dilatados del candidato socialista a la presidencia de la Generalitat.

A tenor de ello, es sensato sostener que Jordi Borrell, una autoridad intelectual en el campo del estudio de los materiales de pequeñas dimensiones, se ha dejado llevar por el sentimiento nacionalista, nublándole el raciocinio.

La cuestión es que tal caso no es tan extraordinario. Se trata de gente sabia en conocimientos que se dejan llevar por las emociones, hasta el punto de despreciar a otros seres humanos por su diferente condición. Llevado al extremo, acordémonos de Bertolt Brecht, ocurrió con los nazis. ¿Cuántos eruditos, melómanos y sabios abrazaron el nazismo y vitorearon aquel Régimen, mientras millones de personas eran enviadas a las cámaras de gas?

Se trata sin duda del fracaso de la Ilustración, el mayor logro de la Humanidad, que descansaba sobre la premisa de que un hombre culto sería un mejor hombre, que a través de la educación redimiríamos al ser humano. Tremenda desilusión.

lunes, 11 de diciembre de 2017

La Declaración Trump

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, votado por más de 63 millones de personas, ha vuelto a reventar los difíciles equilibrios mundiales con su decisión de reconocer a Jerusalén como capital del Estado de Israel. Los motivos para ello, son variados. Además de los intereses económicos, extremo inseparable de la política para el equipo Trump, destacan también los geo-estratégicos, que inciden en potenciar a Israel como líder regional frente a Irán. Tras la de Obama, la nueva administración norteamericana ha vuelto a convertir a Teherán en el enemigo a batir, con gran contento de una Arabia Saudí, que se apresta a colaborar con Israel en tamaña tarea. La Guerra Civil que sacude Oriente Próximo entre sunnies y chiles, es el telón de fondo de esta despiadada partida de ajedrez que suma ya centenares de miles de víctimas.

Tampoco conviene olvidar las razones internas en la decisión de Trump. Sobre todo aquellas derivadas de los grupos protestantes evangélicos norteamericanos, convencidos de que la segunda venida de Jesucristo a la tierra ha de ser precedida de la reinstauración del reino judío con capital en Jerusalén. Muchos de esos creyentes votaron a Trump en las elecciones que le convirtieron en presidente de la todavía primera potencia mundial.    

Todo ello ha llevado a lo que podríamos denominar como la Declaración Trump, estableciendo un paralelismo con la famosa Declaración Balfour de hace un siglo. Entonces, el Reino Unido ocupaba un lugar predominante en el mundo, como hoy lo hace Estados Unidos, que empezaba a ser muy discutida por otras potencias emergentes. Arthur Balfour era el responsable de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña que apoyó la creación de un hogar nacional judío en lo que los británicos denominaban Palestina y que aún pertenecía al Imperio Otomano. Precisamente, en ella subsistía el ansia y la rapiña de Occidente por acabar con ese Estado que había garantizado la estabilidad de Oriente Próximo durante siglos. Pero, los deseos indisimulados del Reino Unido y de Francia de repartirse aquel imperio venido a menos, alentaron causas como la judía y la árabe.

Lo relevante de la Declaración Balfour incidía en que era fruto de una época, marcada por los nacionalismos. Los imperios, motejado de jaulas de pueblos, debían ser extinguidos para que fueran reconocidas las naciones, hecho que traería la paz al mundo y cuya expresión sería la Sociedad de Naciones, uno de los mayores fracasos de la Humanidad. Así como ese mundo de naciones, formado por la aplicación del derecho de autodeterminación.

Balfour entendía el mundo al modo romántico. Todo ser humano formaba parte de un determinado pueblo y solo cabía construir estados basados en ellos. Por ello no era descabellado plantear uno en la antigua tierra del pueblo judío, aunque ahora estuviera habitada por árabes. Eso sí, la solución estaba basada en el proyecto de creación de dos estados, uno judío y otro árabe. Uno al lado del otro, pero no mezclados. Fruto de ese planteamiento, quedaría una Jerusalén no adscrita a ninguno de los dos Estados, incluso con un estatuto de ciudad internacional.

La declaración Trump supone acabar de raíz con el planteamiento iniciado por Balfour. Ahora solo queda un Estado, el judío, con capital en Jerusalén. El problema son los millones de palestinos que se quedan sin Estado.

Edward Said, uno de los intelectuales más renombrados del mundo árabe, siempre criticó la solución de los dos estados, abogando por uno único, democrático, donde la confesión religiosa ocupara un lugar no relevante. Pero, para ello había que presuponer una dimensión racional en el ser humano capaz de ahogar los sentimientos nacionales, algo que el mundo contemporáneo se dedica a desmentir continuamente. Una pena, porque esa es probablemente la única solución: una Jerusalén, capital de un único Estado, democrático, donde sus ciudadanos dejan en casa sus sentimientos, incluidos sus confesiones religiosas. Un avance para la humanidad, sin duda.

martes, 5 de diciembre de 2017

Estulticia suprema

El Reino Unido se encuentra preso de sus propias contradicciones en la negociación con la Unión Europea. La primera ministra estuvo ayer a punto de alcanzar un acuerdo, que fue impedido in extremis por su socio de gobierno, los unionistas norirlandeses. Se trata de un nuevo revés, fruto una vez más de la estulticia.

Theresa May, que disponía de mayoría absoluta optó por unas nuevas elecciones con el objetivo de incrementar aún más su apoyo parlamentario para negociar con mayor posición de fuerza la salida del Reino Unido de la UE. El resultado de tal instrumentalización democrática fue nefasto. La primera ministra perdió la mayoría en la cámara y necesitó de los unionistas del Ulster, los partidarios de mantener Irlanda del Norte bajo la soberanía británica, para poder formar gobierno.

Tras negociarse el monto de dinero que le va a costar el divorcio al Reino Unido, que pendiente de conocerse exactamente superará los 40.000 millones de euros, más de seiscientos euros por cada uno de los británicos, incluidos niños y ancianos, quedaba por cerrar el espinoso asunto de la frontera en la isla de Irlanda. Una frontera, inexistente desde los acuerdos de paz que pusieron fin al terrorismo del IRA, que ahora se convertirá en exterior de la Unión Europea. La República de  Irlanda, cuya posición de fuerza se ha incrementado tras el brexit, se niega a que vuelva a levantarse un límite fronterizo con una parte de la isla irredenta que siempre considerará suya.

El problema intentó resolverlo la primera ministra acordando con la UE que no sería necesaria la frontera, comprometiéndose a coordinar su política sobre el paso de personas y bienes, haciéndola coincidente con la que dicte Bruselas. Pero, los unionistas desconfían, ya que eso supondrá en el futuro una diversificación legislativa entre lo que regirá en Irlanda del Norte y lo que estará vigente en el resto del Estado británico, ensanchando así la brecha entre el Ulster y la isla de Gran Bretaña, anatema para todos aquellos que se niegan a la más mínima diferencia existente entre una y otra parte del Reino Unido.

Ya debe ser triste que el gobierno británico, obligado por un referéndum que dictó la salida británica de la UE en aras de disponer de manos libres a la hora de decidir su futuro, se vea obligado a aceptar la legislación europea para mantener el status quo en Irlanda. Pero todo ello es fruto de otra estulticia. Aquella que llevó al predecesor de Theresa May, David Cameron, a convocar un referéndum para acabar con la contestación interna en su partido, el conservador. De nuevo, una instrumentalización de la democracia que ya pagan los 65 millones de británicos.    

lunes, 4 de diciembre de 2017

Punto de soldadura

El artículo del lehendakari Iñigo Urkullu en El País se inserta de una manera relevante en la reacción fiuerista ante el debate suscitado con la financiación autonómica, a raíz de la crisis catalana, en cuya génesis jugó un papel primordial el malestar económico, sintetizado en el España nos roba, eslogan tan poderoso, como tendencioso.

Lo sufrido en Cataluña en los últimos años ha generado un debate en toda España sobre los ingresos y gastos del  Estado en los diversos territorios que lo componen, complementario con el nivel de descentralización existente. Los excesos en que ha incurrido el nacionalismo catalán han llevado a un rearme del nacionalismo español, poniendo sobre el tapete una centralización, especialmente de determinadas competencias, entre ellas la educativa. Respecto al crucial asunto de la financiación autonómica, vuelven a aflorar planteamientos, como los aportados por Ciudadanos, la formación política con más proyección futura,  que inciden en el espejismo igualitario como solución al defectuoso sistema actual, que indudablemente lastra las posibilidades de éxito de España. 

Uno de los fallos radica en que en las comunidades de régimen común, una administración recauda, la central, mientras que otra, la autonómica, gasta la mayor parte de esos recursos. De tal manera que el ciudadano tiene dificultades para calibrar las responsabilidades de sus gestores. Eso no ocurre en las dos comunidades ajenas al sistema general;: País Vasco y Navarra, donde las diputaciones de las cuatro provincias son las competentes a la hora de cobrar los impuestos a los ciudadanos residentes en su respectivo territorio.

Eso es debido a las pervivencias foralistas, concretadas en el Convenio Económico y el Concierto Económico. El primero, en Navarra, y el segundo, en las tres provincias vascas. Tales instrumentos económicos fueron creados a la par de la construcción nacional española. El navarro a partir de la ley de 1841, que reguló las relaciones de Navarra y el Estado, convirtiéndose en provincia el viejo reino e integrándose así en el Estado-nación español. Y los vascos desde la ley de 1876 que estipuló la obligación contributiva de los vascongados al erario estatal. Es decir, antes de esas fechas, ni vascongados, ni navarros aportaban fondos a España, aunque sí lo hacían a sus reyes respectivos, los castellanos en el caso vasco y a los monarcas propios en el caso del viejo reino, que desde los Reyes Católicos coincidieron.

Esa fue la situación que se encontró la nación española, cuando se constituyó a partir de 1808. Pero aquel Estado liberal, tampoco aspiró claramente a una homogeneización, aunque fue impulsando progresivamente una construcción estatal globalizadora. Además, hay que tener ene cuenta que el pago de impuestos fue una realidad ajena a la inmensa mayoría de los ciudadanos. Durante todo el siglo XIX y gran parte del siguiente, el XX, la población afectada por la contribución de impuestos directos fue mínima en toda España, quedando reducida a las rentas más altas. Situación que cambió a partir de la Transición Democrática, cuando se generalizó el pago de todos los ciudadanos, pero alaveses, guipuzcoanos, navarros y vizcaínos lo siguieron haciendo a sus respectivas haciendas provinciales, salvo el paréntesis franquista en lo que se refiere a Guipúzcoa y Vizcaya, tras el castigo del dictador a aquellas dos provincias, que fueron tildadas de traidoras en la Guerra Civil.

Eso es lo que hay. Una situación derivada de los derechos históricos forales, reconocidos en la Constitución de 1978. Es decir, tales circunstancias son sobrevenidas y la nación española se encontró con ellas. 

Otra cosa es la interpretación que de las mismos se da. Tanto el Concierto como el Convenio suponen una negociación basada en cuánto aportan esos territorios al Estado por las competencias no transferidas, fundamentalmente Defensa y Exteriores. Desde la creación de tales instrumentos económicos, el fuerismo ha dado una interpretación bilateral de tales negociaciones, al entender que ambas partes disfrutan de un estatus paritario; es decir, una consideración igualitaria del Estado y provincia particular. Pese a que haya historiadores y juristas que lo nieguen, en el caso navarro, la ley de 1841, denominada significativamente paccionada, ha tenido tradicionalmente dicha lectura, alentada por todo tipo de regímenes, incluido el franquismo, que entusiásticamente secundó tal interpretación, dentro de su retórica de halagar a una provincia que contribuyó decisivamente a su triunfo en la última contienda fratricida. En el caso vasco es aún más discutible, ya que en el primer concierto, el de 1878, no hubo ningún reconocimiento a tal bilateralidad, pero de hecho el Estado español la fue admitiendo a lo largo del final de aquel siglo y durante todo el siguiente, en el caso alavés, y con el mencionado paréntesis franquista, en el guipuzcoano y  vizcaíno.

Ese es uno de los rasgos que más destaca Urkullu en su artículo, lo que en la práctica se traduce en un sistema confederal con España, en el que el lehendakari aprovecha para dar un paso más e intitular a Euskadi como una de las dos partes, cuando en puridad foral lo serían cada una de las provincias vascas. Tal pretensión ha sido definida como la Nación Foral Vasca, alentada precisamente por el propio Urkullu.

En lo que no caben dudas, a mi entender, es en el aviso del lehendakari, cuando califica el Concierto como el “punto de soldadura” entre España y el País Vasco.  Aquí no caben incertidumbres: la hipótesis de abolir el Concierto a la luz del debate sobre financiación existente, se saldaría con un aumento sustancial del independentismo vasco. Hoy, por hoy, el Concierto es lo que suelda ese territorio con España. Probablemente, lo único.

Sería insensato, por tanto, ponerlo en cuestión. La reforma de la financiación no debe incurrir en vestir un santo para desvestir a otro. España no debe hacer las cosas tan mal como para verse obligada a elegir entre Euskadi y Cataluña. En el siglo XVII, tuvo que hacerlo trágicamente entre Portugal y Cataluña, con el resultado conocido: la pérdida de Portugal, un reino que se había expansionado por todo el mundo, anunciando la globalización futura y logrando réditos cuantiosos a través del comercio. 

España tiene graves desigualdades territoriales, algo que padecen también otros muchos estados, como el ejemplo italiano atestigua. En nuestro país, tan solo hay dos comunidades que por riqueza y población pueden paliar tal hecho. Las dos sufren de una clara descapitalización debido a que sufragan las carencias de otras regiones. Son Madrid y Cataluñas. Por eso, la propuesta de Urkullu, en su escrito, de generalizar el Concierto y otorgárselo a Cataluña, supondría en ls práctica que solo quedaría Madrid para combatir las desigualdades existentes en España. Tamaña empresa quedaría muy por encima de la capacidad de Madrid y se traduciría en una quiebra de España.

Pero, tal constatación, que juega en contra de otorgar el Concierto a Cataluña, no debe llevarnos a adoptar la postura contraria en aras de la igualdad, consistente en abolirlo para las provincias forales, porque ello fundiría el punto de soldadura con el País Vasco, peligro que los planes de algunos pueden concretar. 

viernes, 1 de diciembre de 2017

Peliaguda decisión

La decisión que tome el juez Pablo Llanera respecto al futuro inmediato de los ocho exconsejeros del gobierno de la Generalitat que dirigió el proceso soberanista y los dos exresponsables de las asociaciones que han implementado en la calle las decisiones independentistas, será una de las más relevantes que adopte el más alto tribunal de justicia español. 

El magistrado Llanera debe decidir si continúan en prisión o les deja libres bajo una fianza. El juez ha comunicado a sus abogados que la resolución será comunicada el lunes, otorgándose así un fin de semana para reflexionar. 

Sin duda que no será una decisión fácil. El juez debe  ponderar el acatamiento por parte de los inculpados del articulo 155 y entrever los matices de su abjuración de la vía unilateral independentista. Cuestión peliaguda, a la que no conviene apresuramientos. Por ello, la decisión de aplazar al lunes el fallo debe ser aplaudida. Desde que el Tribunal Supremo asumió este caso de rebelión, se ha caracterizado por la mesura. Es lo propio de un Estado de derecho. 

jueves, 30 de noviembre de 2017

Coherencia

Podemos recurrirá la aplicación del articulo 155. Con ello, la formación, que fue emergente, es plenamente coherente con su ideario: abolir la  Constitución. O como a sus dirigentes les gusta formular: acabar con el Régimen del 78.

Para ello plantearán un recurso al Tribunal Constitucional, dando satisfacción al PDCAT y a ERC. Dichas iniciativa difícilmente prosperará, pero el 22 de diciembre, unirán sus votos en el nuevo Parlament a los independentistas para volver con la reclamación del referéndum de autodeterminación. 

Tal instrumento no tiene cabida en nuestro ordenamiento legal, salvo que acabemos con la Constitución. Precisamente, lo que busca Podemos.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Diferencias

La irrupción hace tres años de nuevas formaciones políticas cambió el panorama parlamentario español. El primer damnificado de ello fue la formación tradicional de la izquierda de este país, el PSOE. El centenario partido vio reducida su presencia institucional y hasta temió un sorpasso a manos de Podemos, la formación que se decía heredera del 15-M.

Sin embargo, a tenor de las encuestas del último año, la comprometida situación para los socialistas parece revertida. En ello, ha influido, sin duda, el cambio de rumbo de su líder, Pedro Sánchez, quien ha dejado de chocarse insistentemente contra el muro y aceptado que el principal  enemigo del partido que dirige es la formación de Pablo Iglesias, quien a su vez basó toda su actuación en jiibarizar al PSOE.

Pero, el fracaso del líder de Podemos en esa estrategia, unida a la ambigüedad mostrada con la cuestión catalana, ha hecho desinflar las expectativas que tuvo el partido de Iglesias y, como buenos vasos comunicantes, recuperar el socialismo el resuello.

Dispar situación se intuye para el futuro en la derecha. Allí, otra de las nuevas formaciones, restó escaso poder al hegemónico PP. Ciudadanos no ha tenido, incluso, empacho de ofrecerse como muleta al gobierno de Rajoy, pero ha sabido rentar su imagen de partido serio y constructivo, dejando claro que el hecho de ser neófito no significa irresponsabilidad, justo lo contrario de Podemos.

Una vez asentado, el partido de Albert Rivera se dispone a disputar al PP el espacio del renacido nacionalismo español, una de las consecuencias, como reacción, ante el radicalizado nacionalismo catalán, lo que puede convertir a Ciudadanos en una alternativa al partido de Rajoy, que finalmente aspire a agrupar a la derecha española.

Es a partir de ahora, el PP, no ya tanto el PSOE, quien debe temer a las nuevas formaciones políticas.

martes, 28 de noviembre de 2017

Oportuna visita

La visita del Papa a Birmania, programada desde mucho antes, ha coincidido con la bruta represión contra la minoría rohinyá  que en los últimos meses ha alcanzado a más de la mitad de aquel pueblo, de fe musulmana, formado por unas setecientas mil personas. Lo primero que ha hecho el mandatario  de la Iglesia católica en el país budista, ha sido entrevistarse con el jefe del ejercito birmano, responsable del éxodo de más de la mitad  de los rohinyá a Bangladés. El pontífice ha recordado al militar  el relevante papel que desempeña en la transición política del país asiático.

De hecho las excolonia británica ha vivido su historia reciente bajo la bota de los militares. Tan solo desde 2015, el ejército ha permitido una tímida transición democrática, alcanzando el poder el partido de la oposición, aunque bajo la tutela militar. Respecto all drama rohinyá, los dirigentes del la Liga Nacional por la Democracia no se han destacado por ninguna crítica a la actuación represiva militar. Es más, su líder más carismática, la premio Nobel de La Paz Aung San Suu Kyi, se ha negado a condenar el genocidio sufrido. En un país en el que la fe budista es inmensamente mayoritaria, y generalizado y popular el rechazo a los musulmanes, los rohinyá son vistos como extranjeros que deben regresar a Bangladés, el antiguo Pakistán Oriental, la parte de la India que se reservó al islam tras la independencia de Gran Bretaña. 

Ante esta situación, muchos confiamos en el valiente Papa Francisco y creemos que dejará oír su voz ante una de las infamias de este mundo.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Demagogo

Imagínese usted que es habitante de un remoto pueblo europeo de cualquier país septentrional de la Unión Europea, la más exitosa construcción política del ser humano, caracterizada por su bienestar y su estado de derecho y democrático, y escucha en el noticiario o lee en la prensa que un señor que, pese a estar cesado en sus funciones, se proclama dirigente de una pequeña comunidad, a la que no sitúa en el mapa, se permite dar lecciones de como debe ser las Europa en la que vive.

Se frotará los ojos o azuzará el oído, hasta comprobar que es cierto lo que ve u oye. Incluso, tal persona se permite motejar a la Unión Europea calificándola de decadente y obsolescente. Y, para más inri, propone organizar un referéndum, eligiendo él quienes votarían, para cambiar a los europeos. 

En ese momento, el europeo en cuestión ya estará pellizcándose, ante tamaña instrumentalización de la democracia. Y justo, cuando una sana indignación se apodere de él, se preguntará que quien es ese tipejo que pretende cambiarle la vida.

Al final de la información, le explicarán que tal sujeto es español. Al menos, un referente conocido, pensará, aunque solo sea por relacionarlo con el sol, la paella y el Barça. Y en ese momento, una santa ira se apoderará de él, aunque consiga contenerla recordando lo que le pasó a otro populista, a un tal Tsipras, quien amenazó con otro referéndum, que condenó a su país a pagar más por recibir la ayuda europea. Ese ejemplo, templará su ánimo, aunque siga sin entender como no meten en vereda a ese demagogo.

  

viernes, 24 de noviembre de 2017

Europa nos mira

La decisión del Tribunal Supremo de asumir toda la investigación procesal derivada del intento secesionista sufrido en Cataluña no puede dejar de ser bien recibida. El más alto órgano jurisdiccional español se ha destacado, especialmente en los últimos años, por ser un tribunal plenamente garantista con parangón entre muy pocos países de nuestro entorno, lo que certifica el Estado de derecho que los ciudadanos nos merecemos.

Y así debe ser aún más en el enjuiciamiento por las circunstancias que conlleva el caso mencionado. No debe ocurrir nunca más que unos acusados aleguen indefensión, detalle no menor que el alto tribunal debe corregir respecto a lo sucedido en la Audiencia Nacional. Un proceso judicial, en suma irreprochable, porque nos jugamos mucho. Europa nos mira y debe quedar fuera de duda la calidad democrática de España.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Otro retroceso

La entrevista de Putin con Bachar el Asad certifica que Rusia ha vuelto a Oriente Próximo, como líder regional y que Siria es su protectorado. El presidente del país árabe acudió a Sochi a rendir pleitesía al sátrapa ruso y a certificar que ha vencido en la guerra civil que durante siete años ha destruido aquel país, matando a más de 300.000 personas y expulsando a centenares de miles más como refugiados por el mundo, en una trágica hégira que anegó las costas europeas.

La revolución democrática de  2011 contra la dictadura de los Asad fue una quimera, rápidamente utilizada por el islamismo, que a través del proclamado Califato instauró un régimen de terror aún peor. Bachar con el apoyp ruso ha terminado por convertirse en la menos mala opción.

¿Y Occidente? Cada vez cuenta menos, máxime después de que Estados Unidos jugara al aprendiz de brujo y excitase el avispero iraquí, iniciando la terrible guerra civil que vive Oriente Próximo, entre sunitas y chiíes, desde la frontera turca hasta el Yemen, y de la que la sufrida en Siria es solo una parte.

Y Occidente no solo cuenta poco, sino que cada vez entiende menos que pasa allí, solo preocupado por si mismo, mirándose a su ombligo, cuarteado de populismos que son incapaces de mirar más allá de donde les llega la vista.

martes, 21 de noviembre de 2017

Europa no lo quiere

Todo nacionalismo se basa en una creencia básica: aquel que tiene la suerte de encontrarse entre los elegidos disfruta de unas cualidades innatas que le hacen superior al resto de la Humanidad. Los ejemplos históricos son infinitos, aunque tal vez no esté de más recordar como expresión máxima de ello y más nefasta al nazismo, un pueblo que se consideraba tan superior a los demás que disfrutaba del derecho de exterminar o esclavizar al resto.

Con menor virulencia, todos los nacionalismos han pecado de esa presunción, consistente en considerarse mejores que los demás. Lo ha hecho el español, pero también ha incurrido en ello el catalán a lo largo de su historia, pero especialmente durante los últimos cinco años del denominado "procés". No hay más que recordar las declaraciones de sus dirigentes asegurando que Europa se rendiría a los pies de la nueva República catalana. Y que las inversiones llegarían así a ese constituido Paraíso sobre la tierra, mientras el maná caería sobre los afortunados miembros del "poble". Y ello, sin duda, era debido, a la propia naturaleza del catalán.

Pues bien, la realidad es muy diferente. Las inversiones no solo huyen de Cataluña, sino que Europa dejó ayer en su lugar a tanto presuntuoso, ignorando a Barcelona como la sede de la Agencia Europea del Medicamento. El mensaje fue muy claro: el nacionalismo radical catalán, cebado durante el "procés", no tiene cabida en Europa. Ante esa tesitura, ya se imaginan quién debe cambiar, ¿no?

lunes, 20 de noviembre de 2017

Nuevo fiscal

La muerte inesperada del fiscal Maza abre una oportunidad al gobierno de Mariano Rajoy, que no debería desaprovechar. La de hacer una elección de su sucesor que sea suscrita por una amplia mayoría de los grupos parlamentarios. Y si eso no es posible, al menos por los socialistas y ciudadanos, que conforman hoy en día el bloque constitucional.

La trascendencia de la figura del fiscal general de Estado ha quedado meridianamente clara para todo el mundo con su relevante papel en la vertiente jurídica del proceso independentista sufrido en Cataluña. El inicio de acciones penales contra Carles Puigdemont, decisión asumida por Maza, supuso abrir una dimensión judicial a la mayor crisis política vivida en España desde hace cuarenta años. Nadie, puede, por tanto, considerar baladí la importancia del nombramiento del fiscal.

La separación de poderes que exige el Estado de derecho tiene en la Fiscalía general del Estado un instrumento de difícil acomodo, ya que a su imparcialidad se une que recibe instrucciones del gobierno de cara a garantizar la defensa del interés público. Por ello, precisamente, recibe el nombre de Ministerio Público. El problema, existente en todos los países democráticos, es la sibilina raya que separa los intereses de todos, de los de la facción que gobierne.

En las circunstancias actuales, más que nunca es perentorio que el nuevo fiscal no sea un instrumento partidista, sino un hombre de consenso entre el mayor número de fuerzas políticas. Y si encima, fuera el mejor jurista de este país, o al menos, uno de ellos, habríamos dado un importante paso entre los Estados desarrollados, que son aquellos que valoran el mérito.

viernes, 17 de noviembre de 2017

Nuevo Cervantes

Sergio Rámirez es sin duda un merecido ganador del premio Cervantes, el máximo galardón de las letras hispanas. No solo por su prosa, vertida en cuentos, novelas, artículos periodísticos y ensayos, sino por su trayectoria personal, tan vinculada a la política. Protagonista de la revolución sandinista nicaragüense, país del que llegó a ser vicepresidente, es el prototipo de aquella generación, que hoy peina canas, deslumbrada en su juventud por la justicia social, capaz de dejar todo por la utopía. Muchos se quedaron en el intento. Otros, una vez instalados en el poder se corrompieron. Y los menos, fueron capaces de hacer autocrítica y comprender que habían llevado al mundo a una nueva distopía.

Es el caso de Sergio Ramírez, cuyas incesantes críticas al peronismo, al chavismo y a todos los populismos que anegan el mundo, le permitieron comprender que la noble y quijotesca figura del hidalgo de la Mancha debe seguir cabalgando, pero solo como ejemplo, nunca como imposición. 

jueves, 16 de noviembre de 2017

Raca-raca

Esquerra Republicana de Catalunya, la formación independentista que tiró de Puigdemont cuando el presidente de la Generalitat flaqueó, en aquel día en que el hoy huido estuvo a punto de convocar elecciones, ha aclarado la situación que viviremos tras el 21-D. 

Ha sido a través de Oriol Junqueras, el verdadero mentor del proceso independentista vivido en la última legislatura desde su puesto de vicepresidente de la Generalitat. Desde la cárcel, ha escrito una carta a la militancia en la que aporta pistas para entrever que nos espera tras los comicios.

Sustancialmente, se tratará de la puesta en práctica de lo hablado entre Junqueras y Pablo Iglesias en casa del empresario de Mediapro, el antiguo maoista Jaume Roures. Y consistirá en un acuerdo tácito por el derecho de autodeterminación. Es decir, ERC y los comunes intentarán forzar durante la próxima legislatura un referéndum en Cataluña.

¡Les suena! Raca-raca.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Caerse del caballo

Ha sido necesario que el Estado español vuelva a hacerse presente en Cataluña, a través de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, para que destacados dirigentes del independentismo se hayan caído del caballo. 

Así, lo insinuó anoche Artur Mas en el Club Siglo XXI, en Madrid. También ayer, el exconsejero Antoni Comín, huido a Bruselas, prefirió fijrse en las dificultades del soberanismo, que en el relato épico que hemos escuchado en los últimos años. A su vez, Carles Campuzano, el portavoz del PDCAT en el Congreso, quien reconoció que se necesitaría más tiempo para reforzar la mayoría independentista. Pero, quien fue absolutamente claro, fue Joan Tardà, portavoz de ERC en la cámara baja, al reconocer que hoy por hoy no hay una mayoría independentista en Cataluña.

Bienvenida sea la aceptación y reconocimiento de la realidad, aunque tampoco conviene olvidar que esto ha sido posible tras descabalgar al soberanismo del poder.

martes, 14 de noviembre de 2017

Fracaso educativo

Uno de cada cuatro jóvenes ve normal la violencia machista en la relación de pareja. La generación que ahora tiene menos de treinta años entiende además que se trata de un asunto en el que se exagera y que está demasiado politizado. Son datos, sin duda, alarmantes, tanto como el hecho del incremento en el recurso al sexo pagado por parte de los jóvenes.

Circunstancias que debieran mover a la reflexión a los más jóvenes de nuestra sociedad, pero también a la generación anterior, la nuestra, por nuestro evidente fracaso educativo.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Aislamiento energético

Los recibos de la luz subirán  este invierno, pese a la benignidad del clima, en torno a unos 100 euros. Las compañías eléctricas achacan este incremento a la extrema sequía que padece nuestro país, lo que obliga a recurrir al carbón y al gas, más caros que la producción hidroeléctrica, para mantener el consumo actual.

Sin duda que la falta de lluvias está jugando una mala pasada, pero el problema eléctrico español es otro. Somos una isla energética, lo que supone que estemos desconectados de las redes europeas. Tan solo existen dos puntos de conexión con Francia, uno por Cataluña y otro por el País Vasco. Y esa situación tiene otros responsables: la de todos aquellos, incluidos los políticos y los responsables de las compañías eléctricas, que en los últimos cuarenta años no nos han sacado del aislamiento secular de España. Algunos por desconocimiento, pero otros por interés.

viernes, 10 de noviembre de 2017

¡Y no pasa nada!


Si viviëramos en una sociedad avanzada, el tena a debatir hoy sería la visita del presidente de los Estados Unidos a China y en consecuencia nos dedicaríamos a analizar como Donald Trump y Xi Jinping reajustan la hegemonía mundial sobre este mundo globalizado, aspecto que nos puede gustar más o menos, pero del que no podemos sustraernos. En cambio, como seguimos anclados en el pasado, mirándonos el ombligo y presos del discurso identitario, el debate político sigue girando en torno  a la situación catalana.

Ayer, momentos antes de que un juez mandara a la cárcel a toda una presidenta del Parlament, esta no solo acató el artículo 155 de la Constitución, sino que prometió que si seguía en política lo haría respetando  el marco constitucional. Hoy, a las dos horas de salir en libertad condicional ya publicaba un twit en el que hablaba de la soberanía nacional catalana, extremo que obviamente es inconstitucional. 

En fin,  no sorprende. Tampoco, que la pompósamente denominada Asamblea Nacional de Cataluña y la imprecisamente llamada Òmnium Cultural dispongan de 250.000 euros para pagar las fianzas de Forcadell y de los otros custro miembros de la Mesa del Parlament en libertad con medidas cautelares. ¿Cuánto dinero público habrán recibido en los años pasados, dichas asociaciones, dedicadas en cuerpo y alma a lograr la secesión catalana? Es una pregunta que algún día, alguien debería contestar, en la medida en que tales fondos han salido de los contribuyentes españoles.

Dicho lo cual, cabe celebrar la decisión del magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, pot su ecuánime y prudente decisón, que contrasta con la que tomó hace una semana la juez Carmen Lamela. De entrada, el magistrado del más alto tribunal tuvo la precaución de dar a los investigados una semana más para preparar sus defensas, detalle que no tuvo Lamela y del que  en un futuro nos podríamos lamentar, ei como es previsible los abogados de los inculpados pleitean en los tribunales europeos por indefensión.

Después, logró con la mera intimidación del Estado de derecho, que los acusados parecieran niños traviesos que no sabían lo que habian hecho, muy en consonancia con la revolución naif que ha sido a lo largo de estos años el "proces". ¡Cómo si fuera una cosa meramente circunstancial proclamar una independencia! ¡Cómo si fuera razonable que los sentimientos de unos cambiaran la vida de otros! ¡Y no pasara nada!

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Oriente Próximo

Arabia Saudí, uno de los países más estables de Oriente Próximo, atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia, desde su constitución por Abdelaziz bin Saud tras la desintegración del Imperio Otomano. Desde entonces han gobernado con mano de hierro los herederos del fundador, cada vez más enfrentados entre sí en numerosos clanes, consecuencia propiciada por la poligamia árabe. Ahora asistimos a una despiadada lucha palaciega entre el príncipe heredero Mohamed bin Saldan y su primo Nayef, que se ha saldado de momento con detenciones y purgas en el seno del Régimen.

Tales disputas privan además a Riad de la cohesión necesaria para hacer frente a la guerra civil entre los árabes que sacude Oriente Próximo desde hace años. Arabia Saudí e Irán se enfrentan en una formidable partida geoestratégica, cuyo campo de disputa es todo Oriente Próximo, para dirimir la hegemonía en el mundo árabe, entre las dos versiones irreductibles del islamismo: el sunismo y el chiísmo.

El régimen de Riad, cada vez menos influyente en el mundo, según el petróleo extraído tradicionalmente deja de ser la pieza energética básica del mundo, hace frente a una alianza chií, que a modo de media luna se extiende desde los hutíes de Yemen a Hizbolá en Líbano. Lo trágicamente vivido en Iraq y Siria puede ser, lamentablemente, solo un prólogo del porvenir en la región.

martes, 7 de noviembre de 2017

Huelga general

Ahora que la izquierda se plantea su relación con el nacionalismo y desde sectores cualificados de la misma se alzan voces, avergonzadas de haberle bailado el agua, conviene fijarse en la huelga general convocada para mañana en Cataluña, preludio para el independentismo de una estrategia de agitación en las calles que debería terminar con el desbordamiento del Estado y confirmación, por vía de los hechos, de la república catalana.

La huelga ha sido convocada y respaldada por organizaciones sindicales minoritarias, además de ERC y la CUP. Y por supuesto la Asamblea Nacional de Catalunya y Òmnium Cultural, los sempiternos y paniaguados agitadores del proceso independentista.

Pero a la misma no se han sumado las dos principales organizaciones obreras: la UGT y CCOO, lo que supone un posicionamiento por parte de estas centrales sindicales significativo, después de años de ambigüedades y concomitancias de sus cuadros en Cataluña con el "proces". Por fin, la izquierda parece asumir su pasado internacionalista, alejándose de unas amistades más que peligrosas y dificultando el triunfo de una revolución no proletaria.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Miserias electorales

La larga campaña electoral que vivimos en Cataluña sigue centrada en el frente judicial, en beneficio de los partidos políticos soberanistas, en una muestra más de su habitual victimismo, con lo que pretenden rentabilizar en votos los procesos judiciales en marcha. Sin embargo, son mucho más interesantes sus disputas a las que asistimos en torno a las listas electorales.

El PDCAT se ha agarrado a Puigdemont, confiando en que el relato de su dirigente perseguido neutralice algo el batacazo electoral previsto, una vez que la que fue en el pasado la fuerza hegemónica en Cataluña ha probado la hiel del desprecio de los republicanos. Estos últimos ponen imposibles, como la coalición con los comunes, para negar la candidatura conjunta, convencidos de que así Oriol Junqueras será el nuevo presidente de la Generalitat, con la pretensión de serlo de la República catalana. Mientras, la formación de  Ada Colau ofrece la integración a Podem, momentos antes de que su dirigente, Dante Fachín, fuera purgado por Pablo Iglesias. Con el concurso de este, los comunes han dinamitado la vieja izquierda catalana, que se reconocía internacionalista, hundiendo sus perspectivas electorales. Y la CUP sigue a lo suyo, que ya tiene bastante con explicar a los suyos que votarán en unas elecciones regionales españolas. 

En fin, miserias. Como ven, todo muy alejado de la épica que le gusta propagar al nacionalismo.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Helada la sonrisa

"Se acabó la paciencia. Se acabó la revolución de las sonrisas".

La frase, pronunciada por el diputado de Junts pel Sí, Antoni Castellà, es reveladora de la reacción del independentismo tras el encarcelamiento de los miembros del gobierno catalán que se encontraban en España. La calle se convertirá, una vez más, en el escenario de las protestas, combinada con convocatoria de huelgas con el objetivo de desbordar al Estado. Pero ahora, con un tono más agrio, lo que presagia funestas consecuencias.

Desde un principio, el proceso independentista vivido en Cataluña tuvo un planteamiento naif, como si la ruptura fuera una cosa amable, sin consecuencias trágicas. De ahí las reiteradas declaraciones de sus dirigentes, incluido Oriol Junqueras, de que ellos amaban a España, lo que no era incompatible, en su concepción, con reclamar la independencia.

Tal primaveral propuesta, que llevaba a gala las buenas formas, ha entrado definitivamente en crisis, una vez que hasta dos millares de grandes empresas han huido de Cataluña y han convertido a esa comunidad autónoma, una de las más ricas, en el lugar donde más crece el paro. Pero, los efectos negativos del independentismo no solo se circunscriben a Cataluña, sino que cruzan también el Ebro, amenazando con reducir el crecimiento económico de toda España. Una perspectiva negativa que primero se cebará en los más desfavorecidos de la sociedad y terminará por afectarnos a todos.

Sí, la revolución de las sonrisas muestra ya su cara más sombría. Ahora, la reacción soberanista nos puede dejar helada la sonrisa.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Crispación social

La crispación social aumenta por momentos. Las imágenes de la estación de Sants de ayer en Barcelona son muy reveladoras de a donde nos ha llevado el proceso soberanista. Ciudadanos enfrentados por unas identidades que hace cinco años solo habría movido a los más exaltados, ahora se convierten en cada vez más comunes. Tal deriva hace presagiar malos escenarios y contribuye a incriminar a unos políticos que nos han traído a esta situación.

Hoy precisamente arranca la dimensión jurídica de esta incruenta lucha de poder. Con sus tiempos y sus formalidades, terminará afectando a la propia política, porque la tendencia a sacar réditos del victimismo está muy arraigada. Hasta el punto de que algunos han decidido basar toda su estrategia en ello, no preocupándoles dejar tirados a los suyos.

martes, 31 de octubre de 2017

La izquierda sale del armario

La izquierda empieza a salir del armario frente al nacionalismo. Eso, sí, le ha costado. Ha necesitado que pesos pesados del progresismo, como Josep Borrell o Paco Frutos, representantes de las corrientes socialista y comunista, respectivamente, salieran a la palestra a decir una obviedad: la izquierda lucha por la mejora de las condiciones de los más desfavorecidos, no por ninguna patria. Recuerden: Proletarios del mundo, uníos.  El Manifiesto de la I Internacional finalizaba precisamente con esas palabras.

La abducción sufrida por la izquierda a manos del proceso soberanista catalán ha sido espectacular, hasta el punto de triturar a lo largo de los años a la principal formación de izquierdas, los socialistas del PSC, y extinguir los restos prestigiosos del comunista PSUC. Ahora, es Podemos el que ha sido abierto en canal debido a la deriva nacionalista.

Cuando la izquierda no se hace inmune al nacionalismo, este le fagocita y lo convierte en la peor infamia de la humanidad: el nacionalsocialismo.

lunes, 30 de octubre de 2017

Manipulación de la Historia

Ha sido una constante a lo largo del proceso soberanista la manipulación y tergiversación de la Historia, pecado común a todos los nacionalismos, que necesitados de una visión historicista incurren en lo que historiográficamente se denomina invención de la tradición. El último ejemplo lo pudimos apreciar el sábado en el baño de masas que se dio Carles Puigdemont en el feudo independentista de Girona. Recuerden las imágenes: El ya expresidente de la Generalitat acudió al casco histórico de la ciudad, donde fue aplaudido y agasajado por sus partidarios, mientras tomaba unos vinos. En uno de sus trayectos llegó a la plaza de la Independencia, ya en el ensanche burgués de Girona. 

Fue el momento en que Puigdemont señaló la placa de la plaza en un gesto que buscaba la complicidad de los fieles que le acompañaban. El problema es que la independencia aludida no era la pretendida de Cataluña, sino la de España. 

Me explico. La plaza de la Independencia de Girona rememora el terrible asedio a la ciudad de 1809 que el ejército napoleónico infligió en la Guerra de la Independencia. Se trató, pues, de la resistencia frente al francés, que pese a la derrota, supuso un hito en la construcción nacional española, que como es sabido inició su andadura en aquellos primeros años del siglo XIX. Hasta diez mil personas, entre soldados y vecinos, murieron en aquellos heroicos siete meses, comparables a los vividos en Zaragoza y que fueron recordados por Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales.

De hecho, los catalanes de la primera mitad del ochocientos contribuyeron entusiásticamente a la construcción nacional española que desde las Cortes de Cádiz pretendió erigir un Estado liberal, que por su progresismo fue la luz en la que se miraron otros muchos pueblos europeos y americanos que ansiaban salir de las tinieblas del Antiguo Régimen.

Entrada ya la segunda mitad de aquel siglo XIX, al calor del Romanticismo que inundaba Europa y que identificaba la lengua con el volksgeist, con el espíritu del pueblo, una parte significativa de aquellos nacionales giraron hacia la consideración de Cataluña como un ente diferenciado de España. No fueron muchos y sobre todo no era un planteamiento excluyente en el sentido de que ambas identidades eran compatibles. Fueron los años de la Renaixença y de la burguesía catalana que aspiraba a ser la locomotora de España, imitando a los emprendedores del Piamonte que dirigían la Italia unificada por la monarquía de los Saboya. 

Tal proyecto, que forjó en gran medida a España, se mantuvo durante décadas y ya en el siglo XX fue conceptualizado por Francesc Cambó, el gran líder del nacionalismo inclusivo, que lo definió en una sola frase: Per catalunya i l´Espania gran. Así, fue a lo largo del resto del novecientos, aportando ese nacionalismo moderado en no pocas ocasiones la estabilidad necesaria de España.

Todo eso cambió a partir de 2012, cuando esa misma elite se embarcó en el proceso soberanista en busca de una identidad exclusiva. Pero tal pirueta, legítima como todas, no debe hacernos olvidar los hechos históricos, que inciden en que los ascendientes de los catalanes que acompañaban el sábado a Puigdemont lucharon a muerte por la independencia española frente al francés. 

Dirán ustedes que siete generaciones después no quedan de aquellos. Puede ser, pero muchos de los que ayer se manifestaron en Barcelona son fieles herederos de los que sufrieron el asedio de Girona.

viernes, 27 de octubre de 2017

jueves, 26 de octubre de 2017

Alea jacta est

Es conocido que tales fueron las palabras de Julio César, el dirigente de mayor prestigio de la facción popular, cuando saltándose la legalidad, perpetró el golpe de gracia contra la república, utilizando el beneficio del pueblo como argumento justificativo de su actuación. Hoy, dos mil años y sesenta y seis años más tarde, podemos volver a pronunciarlas y como entonces aciagos temores se desatan, meros presagios de un negro porvenir.

El presidente de la Generalitat parece decidido a consumar su golpe de Estado contra el Estado español, despreciando el diálogo y proclamando la independencia catalana. Y lo haría ignorando la ley y el Estado de derecho, y ocultando que no disfruta de una mayoría democrática que avale su ambición.

Mañana la suerte estará echada. Y nada impedirá que la violencia se enseñoree de nuestras vidas. Como cuando fue vadeado el Rubicón. Esperemos que en estas últimas horas, prevalezca el criterio de no atravesar el río.


miércoles, 25 de octubre de 2017

El nuevo emperador

Xi Jinping ha sido elevado en el último congreso del Partido Comunista de China, clausurado ayer, a la misma categoría que tuvo en vida Mao Zedong. Alcanza así un estatus de poder comparable al líder revolucionario. En 2022, aspirará a un tercer lustro en el ejercicio de la Jefatura del Estado, de la presidencia del máximo órgano militar y en la todopoderosa Secretaría General del PC. 

Se convertirá así, tras Mao, en el más longevo dirigente de la China comunista. Una nación, que bajo el férreo mando de Xi Jinping, aspira sin tapujos a convertirse en el país dirigente del mundo, mientras Estados Unidos y Europa son presas de todo tipo de populismos, prestas con sus anteojeras a dividirse y tan arrogantes que ni siquiera prestan atención a la proclamación del nuevo emperador.

martes, 24 de octubre de 2017

Dos escenarios, dos futuros

La semana pasada les hablé de los dos escenarios que durante esta semana protagonizarían la crisis catalana: el Senado y las calles. El primero, como un espacio democrático. Y el segundo, revolucionario. Evidentemente, cuanto más productivo sea el debate en la Cámara Alta más posibilidades habrá de parar la peligrosa pendiente por la que nos despeñamos todos los españoles. Y al contrario, cuanto más algaradas haya, más cerca del desastre final estaremos.

La posible presencia de Puigdemont en el Senado es una gran noticia, que debería completarse con un debate y con una decisión democrática al final del mismo. De ser así, lo cual es mucho suponer hoy en día, veríamos la primera luz en meses de oscuridad, porque eso supondría que el presidente de la Generalitat sigue al fin el modelo del lehendakari Ibarretxe que propuso una nueva relación vasca con España y tras ser derrotado democráticamente, desistió.
 
En cambio, las proclamas a la lucha de las CUP, los llamamientos de los Jordis a la resistencia y las manifestaciones previstas en los próximos días, sean de un signo u otro, nos conducen al pozo negro que está al final de la cuesta por donde rodamos.

lunes, 23 de octubre de 2017

Encuestas

Después de unas semanas intensas en la crisis catalana, por fin han aparecido las primeras encuestas que pretenden precisar las oscilaciones producidas en los últimos días. Desgraciadamente, ninguna de ellas recoge el anuncio de la decisión del gobierno de poner en marcha el proceso del artículo 155 de la Constitución, pero sí fueron hechas tras los encarcelamientos de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, y después de la ceremonia de la confusión practicada por el independentismo en el pleno del Parlament del pasado día 10.

El titular de las encuestas es claro: el independentismo no incrementa su respaldo popular, pero mantiene su presencia. Una de las encuestas, la que publica El Periódico de Catalunya, le otorga la misma mayoría absoluta en escaños, que no en votos, de la que todavía goza en la presente legislatura. La otra, aparecida en La Razón, reduce esa hegemonía, haciendo perder al independentismo tal mayoría absoluta por un escaso margen.

El hecho de que el independentismo no rentabilice, al menos hasta el momento, la presión que el Estado empieza a ejercer en Cataluña puede explicar que la Generalitat y en concreto su presidente, Carles Puigdemont, se niegue a convocar elecciones, detalle que vuelve a mostrar que una cosa es invocar continuamente la democracia y otra ser demócrata. 

Pero los resultados de las encuestas tampoco avalan que los constitucionalistas hubieran dado la vuelta a la situación, por lo que no se explica la insistencia de Ciudadanos y PSOE, y en menor medida del PP, a favor de la convocatoria inmediata de elecciones. 

Los sondeos revelan un empate, el mismo empate en que llevamos instalados varios años, el empate infinito que amenaza con mantenerse en el futuro. Un futuro largo y muy problemático, que alargará el drama al que nos dirigimos.

jueves, 19 de octubre de 2017

Todo vale

La pomposamente denominada Asamblea Nacional de Cataluña y Òmnium Cultural han convocado hoy a sus fieles seguidores a retirar depósitos de los bancos Sabadell y Caixa Bank, como protesta ante la traición que a sus ojos han cometido tales entidades. Entienden, además, que así dan una lección y dejan clara la preponderancia de la democracia sobre la economía. 

Tal populista argumento fue iniciativa de Oriol Junqueras, quien amenazó hace unas semanas a Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, con pedir a los catalanes que sacaran sus ahorros de los bancos, provocando una crisis sin precedentes. Morir matando, escribí entonces. 

Tal vez me quedé corto.

Los escenarios de la batalla

En los próximos días, la crisis catalana presentará dos escenarios. Uno, el Senado, derivado de la progresiva aplicación del artículo 155, que incluso podría facilitar el diálogo, y otro con epicentro en las calles, donde asistiremos a movilizaciones cada vez más permanentes con el telón de fondo de la proclamación, ahora sí, de la independencia.

En ambos lugares se jugará la lucha de poder a la que asistimos, no como meros espectadores, sino como damnificados.

miércoles, 18 de octubre de 2017

El evento más relevante

A veces conviene levantar la mirada y dejar de ver las sombrías perspectivas de lo más cercano que te rodea. Por eso, hoy les propongo hablar de uno de los eventos más relevantes de los que hoy hay en el mundo. Les hablo del Congreso del Partido Comunista de China. En concreto, del decimonoveno cónclave de la formación política más poderosa del planeta, hasta el punto que cuenta con más de ochenta millones de afiliados.

El congreso comunista que se celebra desde hoy en Pekín supone la puesta en escena de China como gran potencia mundial, capaz de hacer sombra a Estados Unidos y aspirar en pocas décadas a sustituir a quien ha sido durante el siglo XX  el país con mayor influencia en el resto de la tierra. Durante todos esos años, definidos como el gran siglo americano, la cultura norteamericana ha inundado el resto del mundo, así como sus valores e ideología, convirtiendo al planeta en el que vivimos en algo globalizado y con una impronta muy particular, marcada por el estilo de vida estadounidense.

Puede que estemos muy cerca de un cambio sustantivo en ello y que Trump solo sea un síntoma del fin de una época. Si eso fuera cierto, no habría nadie tan bien colocado como China para reemplazar a Washington en la guía mundial.

Pekín lleva años preparándose para eso, bajo una poderosa estructura interna, el Partido Comunista, que desde hoy ensalzará al líder que desde hace cinco años controla tan colosal maquinaria: Xi Jinping, a quien los 2.300 delegados presentes en su congreso, colocarán a la altura de Mao Zedong. De hecho, Xi Jinping puede convertirse en el primer sucesor del Gran Timonel que logre permanecer más de diez años en el poder. El partido de Xi Jimping es, pues, una maquinaría ordenada y engrasada con un objetivo claro: convertir a China en el espejo del mundo.

Y frente a ellos, nosotros, en una Europa cada vez más dividida, enferma de nacionalismos y populismos.


martes, 17 de octubre de 2017

Las calles

Las calles se convertirán en los próximos días en el epicentro de la crisis catalana. Y lo serán porque el independentismo, tras el desconcierto vivido con la ceremonia de la confusión de Puigdemont del pasado martes en el Parlament, acelerará la insurrección que protagoniza frente al Estado. 

Desde hoy están convocados a protestar por los encarcelamientos de los dirigentes de la Asamblea Nacional de Cataluña y de Òmnium Cultural. Ambas asociaciones volverán a mostrar el músculo protestatario que el proceso soberanista ha tenido a gala en los últimos años. Su capacidad de respuesta, frente a las decisiones de la Justicia, será clave en su tentativa de desbordar al Estado de derecho, después de constatar que la estrategia plebiscitaria ha vuelto a llevar el asunto a un punto irresoluble.

La protesta en las calles será, pues, relevante, en la lucha despiadada de poder a la que asistimos. En ella, será importante constatar si el mundo universitario y estudiantil, que protestó masivamente por la torpeza gubernamental en el 1 de octubre, se vuelve a sumar a la algarada, apoyando a los fieles de las asociaciones independentistas. 

En ese escenario pueden volver a ser decisivos los Mossos d´Esquadra. Y por supuesto, quien los mande. Ahí, el artículo 155 adquiere toda su relevancia.

miércoles, 11 de octubre de 2017

La respuesta a la ceremonia de la confusión

Tengo mis dudas de que sea oportuno, estratégicamente hablando, haber activado hoy el artículo 155 de la Constitución. Es cierto, que se trata de momento de un mero requerimiento al presidente de la Generalitat para que aclare lo escenificado ayer en el Parlament, que siendo elegantes podría definirse como ceremonia de la confusión.

Al final de lo vivido en la cámara autonómica se pueden extraer unas pocas certezas. La primera es que Carles Puigdemont adujo en un discurso las razones que a su juicio acreditan la independencia de Cataluña, basadas eso sí en un referéndum sin garantías que según sus propios datos solo voto un 43% de los catalanes, extremo que en el mundo democrático no es un argumento. 

La segunda es que 72 diputados del Parlament, de un total de 135, suscribieron un Manifiesto por la independencia. Tales diputados son la mayoría absoluta de la cámara autonómica, pero lo que firmaron no fue tramitado por el pleno del parlamento, aunque se escenificase en una de las salas del edificio de la institución. No fue por tanto, un acto del Parlament, sino solo de una parte de la cámara, que en número de votos representados no alcanza, además, la mayoría absoluta de votantes catalanes.

Tercera, la más importante, es que ayer, más allá de escenificaciones, se constató las divisiones existentes entre los independentistas, entre Junts pel Sí y la CUP. Tal vez ahora era el momento de alentar esa división, fracturando la mayoría parlamentaria soberanista. 

Y cuarta es que Puigdemont aprovechó la presencia de un considerable número de periodistas extranjeros para publicitar el mensaje de que los independentistas están por la negociación e insistir en una mediación internacional que les garantice de entrada la bilateralidad pretendida y posibilite, precisamente, el estatus aspirado.
Ante esta última, el PP y el PSOE han acordado abrir la reforma constitucional, que permita el diálogo y alumbre una negociación basada en la legalidad vigente, que excluye precisamente la independencia. Tal planteamiento cumple con los requisitos que desde la Unión Europea se han insinuado al gobierno: dialogar dentro de la ley, lo que va en consonancia con el modelo de Estado de derecho defendido por Bruselas, que ha permitido la más exitosa construcción democrática existente en el mundo.

Tal vez, hoy había que poner el foco de atención en esta última medida: la del diálogo dentro de la ley, la de la democracia y del Estado de derecho. Y dejar para más adelante la activación del 155, mientras se rompía más el independentismo. 

martes, 10 de octubre de 2017

Companys

Hoy les voy a hablar de Lluis Companys, el presidente de la Generalitat que fue fusilado en 1940 por el franquismo, después de ser entregado desde la Francia ocupada por la Gestapo. Lo hago no solo para evidenciar la torpeza del dirigente del PP, Pablo Casado, advirtiendo a Puigdemont, sino sobre todo para que el PSOE no cometa el mismo error vacilante en el que incurrió en la Segunda República.

Antes de seguir hay que dejar claro que Companys no declaró la independencia de Cataluña. Lo que hizo en 1934 el entonces presidente de la Generalitat fue proclamar el Estado catalán, dentro de una inexistente República federal española. No está de más recordar que la República fue un régimen integral unitario, que admitió en algunos casos una descentralización, basado en unos estatutos de autonomía. En virtud de ello, Cataluña alcanzó en 1932 el autogobierno, recuperándose las instituciones de gobierno de las que había gozado en el Antiguo Régimen, entre ellas la Generalitat.

La proclamación de Companys no fue una decisión del Parlamento catalán, sino del presidente de la Generalitat y pretendía precipitar una revolución en la que las fuerzas izquierdistas españolas pusieran fin a la Segunda República y provocasen la constitución de una república federal, en la que Cataluña obtendría una relación bilateral con el nuevo Estado español. Se alcanzaría así la vieja pretensión del nacionalismo catalán de lograr una relación confederal con España, que permitiera entre otras cosas una administración de justicia independiente, sin someterse, por tanto, a la doctrina del tribunal Supremo y sin temer la jurisdicción española, algo que agradecería hoy en día Jordi Pujol. Es decir, salvo en que se trataba de un golpe de Estado, no existe ningún paralelismo con lo que hoy consumará Puigdemont, exceptuando también teorías más conspirativas, que nos llevarían a creer en la existencia de una entente entre el independentismo catalán y Podemos para cambiar el régimen de 1978. Una simple cena entre Pablo Iglesias y Oriol Junqueras son pocos mimbres para abrazar tal tesis, que me limito a consignar.

Volvamos a la Segunda República, gobernada por un ejecutivo centrista, apoyado por la derecha, elegido en las primeras elecciones democráticas de la historia de España, que respondió con presteza y dureza. El Ejército revertió inmediatamente la situación y detuvo a Companys, quien fue condenado a 30 años de cárcel por rebelión por el Tribunal de Garantías Constitucionales republicano. 

En 1936, con Companys en la cárcel, el Frente Popular, una coalición de izquierdas en la que participaba el PSOE, alcanzó el poder. El nuevo gobierno amnistió a Companys y restituyó la autonomía a Cataluña. De esa manera, el dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya recuperó la Presidencia de la Generalitat. El 18 de julio de aquel año, un golpe de Estado militar inició una trágica y larga Guerra Civil. En Barcelona, el alzamiento fracasó, pero la Generalitat fue incapaz de garantizar el orden, que quedó en manos de milicias obreras, especialmente anarquistas, que impusieron su ley y el terror a la burguesía catalana. Francesc Cambó, líder del catalanismo moderado, aplaudió el alzamiento militar y colaboró con el franquismo.

El resto lo saben. El Ejército franquista entró en Barcelona a finales de enero de 1939, siendo recibido y vitoreado por muchos de los que habían sufrido al inicio de la guerra. Companys se exilió en Francia, donde fue detenido por la Gestapo. Entregado a las autoridades franquistas, fue juzgado sin garantías y condenado a muerte por rebelión militar, el eufemismo que el régimen aplicaba a los que habían perdido la guerra. El 15 de octubre de 1940 fue fusilado. Dentro de cinco días, hará de eso 77 años.